Distribuzione farmaci Siria

La crisis sanitaria en Siria: los números de una tragedia

Giovanni Caccialanza18 octubre 2021

En marzo de 2021 lamentablemente la guerra en Siria cumplió su décimo año. El conflicto fue brutal, y lo sigue siendo. La Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre la República Árabe Siria en 2020 afirmó que la guerra ya decenal conoció el uso de armamentos extremadamente destructivos lanzados indiscriminadamente hacia objetivos civiles. El órgano competente de la Unión Europea, la Oficina Europea de Apoyo al Asilo, (EASO), confirma este análisis en un largo informe de julio de 2021 pasando revista al listado muy largo de las potencías mundiales involucradas en el conflicto, y cuenta con cinco combates independientes enfrentados al mismo tiempo en Siria. 

Justo el documento de la EASO informa sobre los varios ataques que en Siria les afectan a los edificios sanitarios. Solamente en 2020, (según el informe de la Oficina Europea), se contaron 28 ataques, más de dos por mes. Ésto se traduce, en costes humanos, en un recuento de 55 personas involucradas, entre muertos y heridos. 

El precio muy alto que el sistema sanitario sirio le pagó al conflicto se recuerda en varias ocasciones. En su discurso debido al ingreso al décimo año de la guerra, Mark Lowcock, el antiguo subsecretario de la Oficina de Naciones para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, (OCAH), recordó que el 70% de los trabajadores sanitarios tuvo que salir de Siria. Se trata de una emorragia gravísima, donde la crisis umanitaria azota. 

El daño solamente es una consecuencia de la interminabile lluvia de bombardeos que sigue destruyendo inexorablemente a la exangue infraestructura sanitaria levantina, ya que hubo 14 ataques sólo en los primeros seis meses del 2021. En su discurso, Lowcock recordó que solamente el 52% de los centros de primeros auxilios funcionaba totalmente en diciembre de 2019. Pero se tuvo que actualizar este dato a la baja: en un informe de la OMS del octubre de 2020 en su monitoreo de los servicios sanitarios, (HeRAMS), se encuentra que el 48% de los centros públicos de salud, (como las Urgencias y los Consultorios), funciona plenamente. También los hospitales llegaron a esta triste meta, porque sólo el 49% de ellos está totalmente activo. 

El sistema sanitario sirio les preocupa mucho a las instituciones internacionales: en su Plan de Respuesta Humanitaria, (indicado como HRP), para Siria, redactado en septiembre de 2021, la OCAH justo afirma que la salud es la segunda partida de gasto para los fondos que toca recaudar. Es más de lo que se requiere para refugios y apoyo no alimentario. Los 576 millones de dólares que la Oficina de Naciones Unidas considera necesarios para los hospitales y los gastos médicos son superados solamente por los 1630 que sirven para enfrentar la emergencia alimentaria, una de las más graves de estos tiempos. (Lowcock calcula que ocho millones de personas no tienen acceso a la comida). 

Covid: una crisi dentro de otra crisis 

En un contexto parecido se tuvo que enfrentar el avance de la situación pandémica debida al Covid-19. 

Los datos oficiales sobre el número de infecciones parecen ser poco preocupantes, con una tasa de infección diaria que registra unos 350 casos. Lo repetimos, parece ser una situación tranquila. En realidad, como enfatiza la directora ejecutiva de la UNICEF Henrietta Fore durante su intervención en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en marzo de este año, no se puede establecer precisamente el número real de los contagios en Siria. 

La escasa fiabilidad de los datos no solo depende de las graves condiciones de las estucturas sanitarias, sino en especial de las desigualdades entre los sistemas de monitoreo que existen en las diferentes zonas del país. Esta discrepancia refleja la complicada situación política y estratégica de esta guerra, antes de resolver a los problemas humanitarios. 

De hecho, parece que, (según la última actualización de marzo de 2021 del informe redactado conjuntamente por la OCAH y la OMS sobre el Covid en Siria), en la zona entre el noroeste y el noreste haya una gran diferencia en la elaboración de los datos de las pruebas. 

En la parte oriental, entre Ar Raqqah y al-Hasakah, gobernada por las Fuerzas Democráticas Sirias afiliadas con el PKK kurdo, la salud pública funciona por sí misma, certificando ella sola el 95% de los positivos, dejando la parte restante a las organizaciones internacionales. En la cambio, la zona occidental, es conocida desgraciadamente por alojar las gobernaciones de Alepo e Idlib y está disputado entre las milicias filo-turcas y filo-gubernamentales, la situación está al revés, y la OMS realiza y procesa el 95% de las pruebas, dentro del programa EWARS. 

Las ONG le reemplazan al gobierno

Sin duda alguna, esta ruptura demuestra la intensidad del conflicto en las distintas zonas: justo la gobernación de Alepo el triste primado con el mayor número de ataques contra el sistema sanitario. De hecho, en el territorio de Alepo, debido a los combates, durante su trabajo, murieron todos los profesionales de la salud entre enero y marzo de 2021, o sea, en el territorio más martirizado por la guerra. Entonces, las organizaciones internacionales tratan de compensar la falta de una autoridad oficial. 

Sin embargo, se levantaron quejas en contra de la participación de la OMS en el noroeste de Siria, quien desea actuar a expensas de las regiones de el noreste, quitándoles una asistencia sanitaria que necesitarían, dada la situación pandémica. Joan Mustafa, vicedirector del Comité de Salud Pública en el noreste de Siria, criticó con fuerza las acciones de la OMS, acusándole a la organización de favorecer a las regiones del noroeste al repartir los lotes con los frascos de vacunas. 

Los primeros sueros, que llegaron a Siria entre finales de abril y principios de mayo, habrían sido entregados por el OMS al Syrian ad Interim Government, (SIG), que está activo en la gobernación de Idlib, excepto en los territorios del noreste. Eso causó la ira de Mustafa, quien le acusó a la representante de la OMS, Akjamal Majtimova, de ser indiferente frente a tragedia humanitaria que el país estaba enfrentando. 

La respuesta de Majtmova fue rápida, y ella garantizó que la vacuna en el noreste sirio es una prioridad del plan de vacunación de la región, al igual que en el noroeste. Sobre la prioridad objetiva reconocida por el SIG, Majtimova no parece haber actuado caprichosamente. De hecho, como explica un largo artículo publicado en mayo en un periódico independiente, Enab Baladi, cuenta que hace siete años el SIG está gestionando la campaña de administración de las vacunas de la zona, así que la organización puede contar con una gran experiencia sobre el tema vacunal.