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Caminar por Tierra Santa

Giacomo Pizzi15 enero 2018

Nuevos recorridos y valorización del territorio de Betania por las calles de Jesús

“Todos han caminado y el camino forma parte de la Fe”. Pietro Labate trabaja como guía medioambiental en centro Italia desde hace treinta años y de esta manera empieza a describir su experiencia de camino por Tierra Santa. Después de dos años ha vuelto para trazar nuevos itinerarios entre Jericó, Betania y Jerusalén para el nuevo proyecto de la Asociación pro Terra Sancta, Betania acoge. El objetivo consiste en crear algunos recorridos que valoricen el territorio de la ciudad de Lázaro, visitando lugares que no suelen visitarse en los circuitos e itinerarios turísticos. Se conocen las comunidades locales. Todo ello para ofrecer desarrollo y ayuda a todo el territorio que, desde hace años, se encuentra afligido por un grave malestar social. Chiesa Betania

Puesto que la ciudad de Betania no ofrece ningún servicio de senderismo o de itinerarios definidos, se necesita crearlos recorriendo a pie o en bicicleta panoramas nuevos e inusuales, lugares fascinantes y, a su vez, desconocidos, llenos de historia y de Fe a través del recorrido trazado por Jesús.

¿Cómo se traza un recorrido? “Primero lo buscas -responde Pietro- y luego hay que probarlo comprobando si es factible, cuáles son los riesgos potenciales y los niveles de dificultad. El itinerario se crea en función del atractivo del lugar y se diferencia según las tipologías de los viajeros”. De esta manera, Pietro e Iyad Njoum (un joven beduino que trabaja para el Mosaic Centre de Jericó), han atravesado caminos por desiertos y colinas durante dos semanas, han estado en pueblos beduinos, en asentamientos y ciudades, en monasterios y wadi, entre olivos y antiguas ruinas.

¿Por qué ir andando? “Porque puedes mirar, sentir olores, sabores, comer y escuchar lo que hay alrededor. En caso contrario, sería como viajar con los ojos vendados. Caminando lees el territorio, estás al mismo nivel de las personas, puedes hablar… siempre se da un contacto, un encuentro”.

De hecho, el proyecto prevé paradas durante el trayecto deserto giuda en las pequeñas comunidades de beduinos. También Pedro ha estado con ellos: “comía y bromeaba con ellos, -cuenta- me sentía uno de ellos”.

Cuando se camina siempre pasa algo inesperado y ¡la aventura es parte del camino! “Un día explotó la rueda del coche y nos perdimos por la noche en la oscuridad del desierto. Ya estar en el desierto es un viaje a otra dimensión, un viaje ascético. En el desierto estás en una condición de perfección. Ahora entiendo a los eremitas y a los profetas”. Incluso una desventura puede transformarse en una oportunidad.  

Uno de los objetivos del proyecto es conseguir que la comunidad local tome conciencia del propio patrimonio natural y cultural y pueda promoverlo a través de las instituciones y de los operadores locales. Como explica Pedro, “los guías tienen que contar cosas del territorio que se está visitando intentando que el viajero se sienta en casa, intentando que le entren ganas de volver aquí, a Tierra Santa”.

“En Italia recorro partes de la Vía Francígena, el gran camino que llevaba en la Edad Media a los peregrinos de toda Europa justo aquí, a Tierra Santa”, concluye hablando de su experiencia. “Caminar Aquí es diferente. Es estar en el origen de la Fe. Caminar en Tierra Santa es ser apóstoles: entre las rocas sagradas sigues un camino trazado por patriarcas, profetas, monjes, santos… sigues el espíritu de Dios”.

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