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Continúa la Emergencia en Egipto, donde empeora la situación de los cristianos, entre otros

Giacomo Pizzi9 noviembre 2012

photo by Miriam MezzeraA continuación, os traemos las palabras de preocupación de Padre Ibrahim Faltas, franciscano de la Custodia de Tierra Santa, al regresar de un viaje a su tierra: Egipto.

“Aquella atmósfera cargada de fascinación y antigüedad ya no existe. He sentido un gran desconcierto en mi reciente visita a Egipto, al constatar el cambio radical de la situación y la cruda realidad que muchas personas están viviendo. Desde el 25 de enero de 2011, el viejo Egipto ha desaparecido. Las televisiones de todo el mundo transmitieron las imágenes de la oceánica multitud de egipcianos en la Plaza Tahrir, que protestaban hasta derrumbar definitivamente el gobierno y todo el estado de la policía, acelerando de esta manera el desarrollo de la historia, como ha ocurrido en el Norte de África.

Durante los días de la revolución muchos delincuentes entraron en los cuarteles de la policía, asesinando a muchos de ellos. La policía, que tendría que haber mantenido el orden público, perdió su dignidad y el poder y en la actualidad, ya no existe, haciendo que la situación degenere en las grandes ciudades como el Cairo y Alejandría, reina soberana del caos, ¡una auténtica Babel!

Algunos barrios del Cairo y de Alejandría se han convertido en un gran mercado al aire libre: en cada rincón, por las calles, las aceras, mujeres, niños, hombres se improvisan como vendedores de fruta y verdura u otras mercancías para sobrevivir a la pobreza diaria, sin respetar los lugares, donde la suciedad se acumula día tras día cada vez más, aumentando la precariedad de las condiciones higiénicas. Durante el día, se corta la corriente eléctrica al menos cuatro veces, tanto para las viviendas residenciales como para las actividades comerciales. Pero el peor malestar llega por la noche, cuando la vida del Cairo y de Alejandría es tan vivaz como durante el día, obligando a mucha gente a reducir la actividad laboral a causa de la falta de luz. ¡Lo mismo ocurre con el agua!

He hecho colas kilométricas de coches y camiones que esperaban horas para poder llenar el depósito de gasolina. El tráfico no se puede controlar, está fuera de todo control de orden y de reglas de viabilidad. (…) La criminalidad está tan difundida, que diariamente se asiste a episodios en los que jóvenes delincuentes te paran por la calle para robarte con tono amenazador. Son jóvenes que subidos en motos viejas, roban los bolsos a las mujeres, roban los móviles de la mano de los que pasean, e incluso mientras están hablando. Muchos delincuentes han ocupado abusivamente apartamentos vacíos, y los propietarios legítimos no pueden ni intervenir ni acudir a la policía, porque nadie los tutela.

(…) He hablado mucho con amigos con los que me he reunido en Alejandría, he percibido el miedo y la tensión por el futuro. Algunos directores escolares me han confirmado que muchos cristianos han emigrado, y que el número de alumnos ha disminuido notablemente. Mucha gente ha perdido el sentido del respeto y de la civilización incluso en la educación de sus propios hijos, la inmoralidad está difundida por todas partes así como el uso de drogas por parte de los jóvenes.

(…) ¡La experiencia que he vivido este año en mi tierra me ha adolorado muchísimo! No he reconocido a mi ciudad Alejandría, ¡que se ha transformado en tan poco tiempo! Pero mi amargura más grande es ver la desesperación de la comunidad cristiana que no ve salidas ni un futuro para sus hijos ni para las nuevas generaciones egipcianas.

En el aeropuerto, mientras esperaba el vuelo de regreso a casa, pensaba en los millones y millones de egipcianos que viven esta cruel realidad todos los días y no pude evitar volver a leer esta historia bajo mi experiencia franciscana. San Francisco, en 1219, durante el período de las cruzadas emprendió un largo viaje por Egipto y Siria como embajador de diálogo y de paz, para encontrarse con el Sultán de Egipto. Este gesto de San Francisco fue testimonio del respeto y del diálogo entre culturas diferentes.

(…) A lo mejor desde esta tierra, en la que tanta cultura se ha prodigado durante siglos, hoy podemos volver a abrir la mente y el corazón de la nueva generación a una nueva cara de Egipto, donde ha llegado el momento de tomar decisiones y de levantarse, donde la conquista más importante es la de dar a la sociedad civil el respeto y la dignidad de cada uno, fundado en la ley y en la ciudadanía completa basada en la igualdad, la justicia y la garantía de la libertad religiosa”.

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El relato completo (en italiano) de Padre Ibrahim Faltas se encuentra en la página Web de la Fondazione Giovanni Paolo II.

ATS pro Terra Sancta quiere seguir sosteniendo a la población egipciana a través de los hermanos franciscanos de la Custodia de Tierra Sancta que se encuentran en el país. Para ello, lanza una llamada de atención para que todos colaboren para hacer frente a esta emergencia.

Demos una esperanza a Egipto:

¡ayudemos a quien se encuentra en la pobreza, en el abandono y en la desesperación!