Iniciadas en Marzo de 2012, las labores de reconstrucción han comprometido por más de dos años a los trabajadores de la Custodia Técnica involucrados en el proyecto “Jerusalén, Piedras de la Memoria”, de la Asociación pro Terra Sancta. En primera instancia se tomaron medidas para la restauración del convento y de los espacios que son relevantes para la capilla superior (que en febrero de 2013 fue reabierta a los peregrinos). Sucesivamente, las obras se concentraron en la reconstrucción de la capilla inferior (dedicada al Espíritu Santo). Dicha capilla fue ampliada con el fin de poder contener un mayor número de peregrinos, y fue adornada con vitrales diseñados por el maestro palermitano Michele Canzoneri (en general, toda la decoración litúrgica fue diseñada por Michele Canzoneri). También se hizo posible el acceso a esta capilla para las personas discapacitadas: el jardín del convento fue completamente renovado mediante el diseño de la arquitecta Rossella Leone, mujer de Canzoneri, con la inclusión de una rampa que conecta la capilla directamente a la entrada.
En el día Domingo 12 de Octubre, todo el complejo fue finalmente inaugurado con una celebración eucarística presidida por Monseñor José Rodríguez Carballo (ofm) y con la presencia de Monseñor Giuseppe Lazzarotto (Nuncio apostólico en Israel y Delegado Apostólico en Jerusalén y Palestina). También asistió el Custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa (ofm), el Vicario General Emérito Monseñor Kamal Batish y muchos otros concelebrantes. Todos los asistentes expresaron su admiración por los resultados de las operaciones de restauración. Muchos de estas operaciones se llevaron a cabo gracias a la Oficina Técnica y a los trabajadores comprometidos con las obras.
El convento de S. Francisco ad Caenaculum se encuentra en el Monte Sión, cerca del lugar en el que se conmemora la Última Cena, y donde, en el siglo XIV, los frailes menores edificaron su primer convento en la ciudad de Jerusalén. Aproximadamente dos siglos después, los franciscanos fueron marginados por los turcos y sólo hasta 1936 pudieron regresar e inaugurar un nuevo convento, a pocas decenas de metros del antiguo.
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