Restauri Betania e Venaria

Turín y Betania: Juntas en la restauración

Giacomo Pizzi29 enero 2018

“Teacher slowly slowly (¡despacio, despacio profe!)” dice Ahmad mientras con su bata blanca y una jeringuilla en la mano interviene en un viejo tronco de vid: junto a él Ayman está diseñando la evaluación y Bashar está pesando un disolvente en una balanza. Ellos son solo algunos de los operarios que están trabajando en la restauración de una antigua almazara en terrenos del monasterio cruzado de Betania, junto a la tumba de Lázaro. La actividad se encuentra en uno de los distintos módulos de restauración previstos en el proyecto Interdisciplinary training in conservation of cultural heritage y cuenta con la colaboración entre el Mosaic Centre de Jericó, el Ayuntamiento de Turín y el Centro de Conservación y Restauración del Palacio Real de Venaria, gracias al apoyo de ATS pro Terra Sancta.

«Para mí es una experiencia estimulante; para ellos es una ocasión de aprender a trabajar con elementos, como la madera, de una forma nueva y vanguardista», explica Paola Buscaglia, docente y restauradora de la madera del centro de Venaria. También ella está trabajando junto a los chicos en esta valiosa almazara, gravemente dañada por la carcoma y los insectos. «La teoría del reconocimiento y la degradación de la madera es en ocasiones difícil, pero es necesario estudiarla más a fondo. Después, cuando pasamos a las actividades prácticas no ceso de sorprenderme. Por ejemplo, un día que encontraron un gran trozo de madera originalmente carcomida e hicimos pruebas sobre las intervenciones».

De hecho, el proyecto, gracias a la presencia de un equipo de expertos en restauración, tiene el objetivo de garantizar una formación real, práctica y de alto nivel sobre varios aspectos de la restauración. restauri Betania

«Lo que es más, el interés y la curiosidad han sido totales cuando los chicos han estudiado por primera vez algunas formas orgánicas directamente a través de un  microscopio. ¡Muchos de ellos nunca habían visto uno!» explica la bióloga Enrica Matteucci (Universidad de Turín): «Me sorprendió —prosigue la experta— la curiosidad de tres chicas cuando una mañana al estudiar un espécimen de hongos en los muros, me preguntaron con un interés nunca visto qué era y qué función tenía».

El proyecto, iniciado en septiembre, ya había contado con la participación de los chicos  en la documentación y el análisis de los datos arqueológicos según estándares internacionales (Giorgio di Gangi, Chiara Maria Lebole), la restauración de los frescos (Alessandra Marengo), el estudio, la composición de las piedras, la degradación y su consolidación (Stefania Dimarcello), el estudio y el análisis químico y biológico de los hongos y los líquenes que se forman en las paredes del lugar, así como los métodos de limpieza.

«Buscamos desarrollar efectivos en el lugar para apoyar el municipio y la comunidad de Betania al completo, redescubriendo y revalorizando un enclave importantísimo —afirma Osama Hamdan, director del Mosaic Centre de Jericó— pero necesitamos la ayuda de la comunidad internacional, por ejemplo mediante competencias que no tenemos o que no podemos ofrecer». De hecho el equipo no ha venido a restaurar, sino a “enseñar a restaurar” especifica Maria Bottiglieri (Responsable de cooperación internacional de la ciudad de Turín), porque «estas prácticas de cooperación internacional —añade el teniente de alcalde del Ayuntamiento de Turín—crean una sinergia entre nuestras entidades, las comunidades, cuyas competencias queremos fortalecer. El perfeccionamiento de la especialización del conocimiento y las prácticas de colaboración social, por ejemplo a través de una formación, son una gran ayuda, sobre todo para una población sumida en una grave crisis».

En los próximos meses los chicos del Mosaic Centre aprenderán a afinar otras técnicas de restauración en mosaicos y otros materiales ya estudiados. «Hoy ya saben reconocer de forma más precisa la edad de un muro y entender algunos procesos de deterioro e intervención», explica el arquitecto Najati Fitiani, que durante los cursos ayuda a superar la barrera lingüística entre el italiano, el inglés y el árabe.

«Nosotros trabajamos aquí junto a la tumba de Lázaro, que para los cristianos es un lugar de esperanza –concluye el joven arqueólogo Ayman–, de forma que al aprender a reconstruir nuestro pasado aprenderemos a construir nuestro futuro».