Historias de Belén

Giacomo Pizzi14 marzo 2011

Betlemme A continuación se presentan algunas historias de ancianos y familiares de Belén. El empeeño cotidiano en actividades de asistencia y prevención desarrollado por el Fanciscan Social Service Office gracias al apoyo de ATS pro Terra Santa transmite los dos proyectos dedicados a la ciudad natal de Jesús “Belén y los niños de Tierra Santa” y “Belén y los ancianos de la Tierra Santa”, es de gran importancia, y a veces de supervivencia, en un sistema como el palestino privado de todo tipo de asistencia pública y social.

Muchas familias necesitadas y sobre todo ancianos solos necesitan cada día asistencia social de la parroquia, buscando un apoyo: en sus condiciones de absoluta pobreza y soledad, no tienen a nadie a quien dirigirse para ser acogido y ayudado, y a menudo no tienen ningún dinero para sus medicinas.

Los Jóvenes

S. es una joven madre de dos hijos. Su familia es muy pobre, su marido trabaja a destajo, cuando tiene suerte de encontrar un trabajo, y es la única garantía de entrada económica en la familia.

S. está muy enferma, ha tenido un ataque al corazón y un cáncer.

Vive con su familia en una casa muy pobre en Belén, no lejos de la Iglesia de la Natividad.. Dada la gravedad de su estado de salud y de la precariedad del sistema sanitario palestino, ella ha podido recibir un cuidado adecuado sólo en un hospital privado. La familia de S. no estaba en posición de pagar los gastos para el tratamiento de la mujer, que ascendían a cerca de 2000 Euros. S. se dirigió a la asistente social del FSSO, que logró recabar los fondos para el tratamiento de la mujer, en un trámite de negociación con el sistema sanitario público.

E. es una mujer sola

E. es una mujer sola: viuda, con tres hijos que viven en el extranjero, dos de los cuales están estudiando.

E. es muy despierta e inteligente, y entiende y habla muy bien el inglés. De joven tenía un buen trabajo, pero ahora, a causa de la falta de un sistema de pensiones, se encuentra sin nada, enferma y sola. A causa de la falta de ingresos, vive a veces gracias a cualquier ingreso que le manda de vez en cuando su hija. Su casa es muy pobre y húmeda, que le agraba su problema de reumatismo. E. no tiene el dinero para pagar sus medicinas que le permiten vivir, tampoco tiene dinero para arreglar su casa.

E. se dirigió hace tiempo al FSSO para buscar ayuda y apoyo y la oficina cubre ahora los gastos de la compra de sus medicinas.

M. es fuerte, pero no es suficiente…

M es una mujer de unos setenta años, todavía muy activa, a pesar de las dificultades que la vida le ha reservado. Viuda, perdió a su marido hace muchos años. Juntos habían tenido cuatro hijos, uno de los cuales murió en los Estados Unidos durante un tiroteo, en circunstancias que no se han esclarecido totalmente. También otros dos hijos están en América, uno de los que cuales no ha tenido noticias desde hace años. La hija tiene una familia y está bien, le envía 200-300 dólares cada trimestre para ayudarla. Con esta contribución, M. sólo puede pagar el alquiler de la casa y ella no vive sola: también vive con un hijo mentalmente discapacitado.

M. no consigue hacer frente a los gastos del alquiler, agua y electricidad y se dirige al FSSO para buscar ayuda, dado que no tiene a nadie.