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Noticias desde Siria: “Volvemos a casa, pero esto todavía no ha acabado”

Giacomo Pizzi13 julio 2017

“Hemos oído que la Iglesia asiste, ayuda, impulsa y está preparada también para intervenir en la reconstrucción de una casa dañada, echar una mano a un padre de familia a encontrar un trabajo o a cubrir un gasto. Más aún: para dar bolsas de alimentos de primera necesidad”. Son palabras de algunos cristianos de Alepo, Siria, que en los últimos meses han decidido volver a casa, seis meses después de enterarse de que la ciudad había sido finalmente liberada.

“Desde principios de año hasta hoy, han vuelto 18 familias”, nos dice fray Ibrahim Alsabagh, párroco de la iglesia franciscana de Alepo, “y hemos tenido noticia de que algunos otros piensan volver en breve”. Esto, para la comunidad local, que vive entre grandes dificultades, es realmente un signo de esperanza grande. Y es un signo de aliento para los franciscanos, cuya presencia perenne al lado de la población durante estos años de guerra en Siria ha sido fundamental. Nos anima ir adelante y elevar el nivel de acogida”, comenta fray Ibrahim, porque todavía hay mucha necesidad.

De hecho, a pesar de que la ciudad ha sido efectivamente liberada desde hace un tiempo y algunas actividades se han reanudado, el miedo es todavía grande en Alepo: Hay cortes de agua y electricidad intermitentes y el coste de vida aumenta. El párroco franciscano está muy preocupado: “En días pasados, ha habido muchísimos bombardeos en la parte de la Ciudad Nueva de Alepo, y muchos civiles han muerto bombardeados por los misiles lanzados por grupos armados fuera de la ciudad, que continuaron bombardeando incluso durante la noche. Oímos ruidos y vimos los efectos. Muchas veces dicen que es el ISIS, otras dicen que son otros grupos extranjeros, pero no se entiende nada. La gente mira alrededor y dice: “Pero, ¿ha acabado o no ha acabado? ¿Habrá otra oportunidad para una vida nueva?”

Siria es cada vez más “una tierra herida —afirma el fraile— una tierra destruida, una tierra paralizada económicamente que comienza a ser un mercado completamente dependiente de mercados exteriores. La gente trata de imaginar un futuro que, desde el punto de vista humano, no se ve”.

Por este motivo la Asociación pro Terra Sancta continúa allí apoyando a los franciscanos en este interminable calvario. Por todo ello es importante continuar sosteniendo a la población de Alepo y de toda Siria.

¡No les dejemos solos!