Profundización: de paseo por el río Jordán

Giacomo Pizzi20 diciembre 2017

El río Jordán, cuyo nombre significa “que fluye siempre río abajo”, es un río de dimensiones contenidas que atraviesa toda Tierra Santa (330 km). Va desde el Monte Hermón al Mar Rojo. Su importancia no se debe tanto a sus dimensiones o a su relevancia económica sino, más bien, al valor simbólico que adquiere tras los eventos bíblicos que se demuestran a lo largo de sus orillas, desde la antigüedad.

Constituía la frontera oriental natural de las regiones de Galilea y Judea. Del Hermón, de hecho, el Jordán baja a Galilea 212 metre bajo el nivel del mar yendo a alimentar el lago de Genesaret, o lo que es lo mismo, el lago de Tiberíades. Por tanto, sigue bajando por el desierto de Judá, entra en el Mar Muerto (-426 m) y continúa su curso hasta desembocar en el Mar Rojo, donde termina. Todos ellos se mencionan tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.

 

El río Jordán en el Antiguo Testamento

“Cuando el pueblo levantó sus tiendas para atravesar el Jordán, los sacerdotes que llevaban el Arca de la Alianza se pusieron a la cabeza del pueblo. Era el tiempo de la cosecha y el Jordán desbordaba por sus orillas. Pues bien, apenas llegaron al Jordán los que llevaban el Arca, y apenas tocaron el agua los pies de los sacerdotes que portaban el Arca, el caudal que bajaba de arriba se detuvo y se amontonó a una gran distancia, a la altura de Adán, el pueblo vecino de Sartán. Durante ese tiempo, las aguas que bajaban al mar de la Araba, el Mar Salado, se derramaron porque habían sido cortadas, de tal manera que el pueblo atravesó frente a Jericó.”   (Jos 3, 14-16)

La entrada de los Israelitas en la Tierra Prometida, guiados por Josué, tiene lugar a través del Jordán. Este pasaje indica el principio de una nueva vida para el pueblo elegido en la tierra que Dios les había prometido. El río asume ya, por tanto, un importante carácter simbólico de pasaje de una existencia sufridora a la vida verdadera con Dios. En seguida, adquirirá también un significado de purificación que volverá más adelante en episodios del Antiguo y del Nuevo Testamento. Además se encuentran numerosas referencias al río también en los Salmos.

 

El río Jordán en el Nuevo Testamento

Los mismos significados aparecen en el Nuevo Testamento, donde el Jordán asume todavía más importancia simbólica con el Bautismo de Jesús. Juan Bautista, dicen los Evangelios, vivía en el desierto (el de Judá) y bautizaba con agua. Muchos iban a escuchar sus palabras, a confesarse y a bautizarse con agua. Sin embargo, Jesús introducirá una novedad, como anuncia el mismo Juan Bautista en el evangelio de Mateo: “Yo bautizo en el agua, y es el camino a la conversión. Pero después de mí viene uno con mucho más poder que yo al que yo ni siquiera merezco desatarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y el fuego.” (Mt 3, 11). Después de su bautismo, Jesús se retirará a ayunar durante cuarenta, por encima de Jericó.

 

giordano battesimo Gesù

El lugar del bautismo de Jesús y Jericó

En este contexto de eventos, el lugar del Bautismo de Jesús ha sido identificado por la tradición en el desierto de Judá, donde hoy día se encuentra un santuario greco-ortodoxo. No está muy lejos de Jericó. De este modo el pasaje de los judíos en la Tierra Prometida que tuvo lugar, como hemos visto, “frente a Jericó” (Jos 3, 16) y el bautismo de Jesús coincidirían.   

También por esto motivo los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa hacen una procesión al Jordán todos los años el día en el que se recuerda el bautismo de Jesús, que concluye en Jericó, donde se encuentra uno de los muchos santuarios franciscanos. Más allá del ayuno de Jesús antes de empezar su misión terrena se recuerda, de hecho, en Jericó el encuentro de Cristo con Zaqueo o la curación del ciego de nacimiento.

La actividad de los franciscanos y de la Asociación pro Terra Sancta

Aquí los franciscanos desarrollan varias actividades sociales y educativas. Entre las más importantes se encuentra seguramente la Escuela de Tierra Santa sostenida también por la Asociación pro Terra Sancta, la ong a servicio de la Custodia de Tierra Santa. Además, en Jericó, la asociación colabora estrechamente con el Mosaic Centre, el centro de restauración de mosaicos palestinos orientado a la formación de jóvenes de la zona en el conocimiento del patrimonio.