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Diario de viaje – Libano #2

Amy Rodriguez27 julio 2021

En Libano falta todo menos la humanidad

Las personas que la están viviendo en primera persona, me explicaron los origenes de la crisis económica y sanitaria que le afectó a Libano: hablando con mis colegas, los voluntarios y los beneficiarios de nuestros proyectos en Beirut noté una situación muy preocupante. 

Tengo que apurarme escribiendo este informe sobre las causas de la crisis en Libano porque dentro de unos minutos ya no habrá ni electricidad ni Wifi. 

La tierra de los cedros: de los reflectores a la obscuridad total

Recuerdo bien como era Libano hace 3 años: atrevido, moderno, muy rico. Aún puedo ver los rascacielos y los edificios lujosos que se destacan en Beirut, que siguen estando iluminados, pero ya no son símbolos de modernidad, sino que le recuerdan a un pasado dorado. 

Todo comienza el 17 de octubre de 2019, cuando el gobierno libanés anuncia nuevos impuestos relacionados con el tabaco, el petróleo y las llamadas en los servicios de las redes sociales como Whatsapp, para recuperar parte de la deuda pública acumulada. A partir de aquella misma noche, hubo violentas protestas en contra de la élite libanesa, que durarán cinco meses.  

Es el principio de la crisis económica de un país que parecía ser próspero, que en cambio está obligado a importar bienes de otros países, y está totalmente pendiente del cambio entre la moneda local y el dólar. 

Las causas de la crisis: refugiados, corrupción y derrumbe de la moneda

Entre las razones principales de la crisis está el constante aumento de los refugiados, sobre topo sirios, que toca mantener en la gran mayoría con bonos estatales y un sistema de gobierno frágil y corrupto, donde los acuerdos entre las partes se basan en concesiones y favores. No se puede decidir nada sin llegar a un acuerdo ventajoso para ambas partes. 

Con el rápido derrumbe de la lira libanesa y la subida de los precios, los bancos interrumpen todo retiro o transferencia de dólares, impidiendo a los libanes acceder a sus ahorros, esperando en una recuperación del valor de la lira, junto con un regreso a un cambio ventajoso. 

Lo que le impide al país declarar el impago es una reserva de oro del estado depositada en el extranjero. 

No puede ser aún peor: la pandemia y la explosión en el puerto de Beirut

En febrero de 2020 la emergencia del Covid-19 y el cierre le llevaron a Libano a vivir una mayor crisis económica, mostrando un sistema de asistencia social totalmente inadecuado y miles de empresas tuvieron que despedir a sus empleados. 

El 4 de agosto los dos fuertes explosiones en el puerto de Beirut revelaron definitivamente las formas de gobernar, dejando a 300.000 personas sin hogar y destruyendo el 15% de las reservas estatales de trigo. 

Entre las consecuencias de las explosiones está también el cierre de muchas actividad, que causó un crecimiento constante del paro. En octubre el primer ministro Hariri recibió el encargo de formar un nuevo gobierno, que nunca nació.

¿Qué pasa cuando tu sueldo se reduce del 92%? 

Mientras tanto, los precios aumentaron en un 200%, y la lira libanesa perdió 14 veces su valor en los últimos 18 meses. Antes de la crisis, un dólar correspondía a 1.500 liras libanesas, hoy vale 20/22.000. 

Por eso, los que vienen del extranjero, y los varios libaneses que decidieron vivir trabajar en Europa y América, tendrán suerte, pero los que cobran un sueldo libanés viven en la miseria. 

Dado que no aumentaron los sueldos, un libanés que ganaba el valor correspondiente a 1.000 dólares por mes antes de la crisis, hoy cobra el valor correspondiente a 75 dólares: ¡es menos del 92,5% con respecto a su sueldo anterior! Incluso es difícil entenderlo.

Una vida al revés

Debido a esta situación, a partir de finales de junio el banco central libanés ya no puede comprar bienes como el petróleo y los medicamentos, que entonces se deberían comprar a precios muy altos y serían totalmente inaccesibles para la población. 

El viernes pasado los farmacéuticos armaron un paro nacional, porque se niegan a comprar los medicamentos a través del mercado clandestino. 

Dado que no hay alternativas, se interrumpió el abastecimiento de bienes esenciales, (petróleo, gas, medicamentos), con el consiguiente racionamiento del combustible y de la electricidad, 

La vida de los libaneses cambió totalmente. No hay luz, agua, medicamentos, y no hay un gobierno. Pero aquí en el convento de Beirut, que es nuestro centro de emergencia, vi perseverancia y solidaridad entre las personas. Falta todo menos la humanidad.